Y un día internet se apagó

Y un día internet se apagó. Como se apaga una bombilla. Fue de noche. Entre las 17:40 y las 23:50 de un 4 de octubre. En ese momento los whatsapps ya no pasaban, las redes sociales no cargaban fotos, y los emails ya no entraban. Y luego llegó un vacío. La nada. Quedábamos yo y yo frente a una pantalla. Nadie mas en la sala. Nada que buscar, nadie con quien hablar, nadie sobre el cual opinar.

Ese día te quedas tu y tus cosas. tus miedos, tus deseos, tus sueños, tus relaciones, y todo lo que pide ser atendido. Quedas tu y lo que te rodea a la corta y a larga distancia.

En ese momento cayó un velo, un circo, una película que se proyectaba en segundo plano durante todo el día. Ese día no hay ni likes, ni dislikes. Ni corazones a tus fotos, ni dedos gordos para arriba o para abajo a tus videos. Ese día quedas tu y la gente de carne y hueso y lo que vives con ellos.

Ese día el tiempo también pasa diferente. Se desvanecen los momentos que se llenaban con el “¿que han dicho?” o el “voy a mirar que está pasando”, y la paciencia empieza a aflorar suavemente y a germinar de nuevo. Las cosas ya no son inmediatas. “Lo quiero y lo quiero ahora”. Y la información cambia el paso. Deja de ser un tsunami devastador que arrasa y satura mis sentidos. Esa gran ola donde todo el mundo quiere estar pero que nubla los criterios. Esa prisa. Pero ya no hay prisa para publicar nada, para decir que uno existe y saber que existe según el número de visitas que recibe su perfil. Y un día internet de apagó y dejó un vacío. Y ahora me pregunto, ¿de que lo voy a llenar? ¿O tal vez ese vacío nunca ha existido realmente? Y todo está lleno. Lleno de vida.

Texto: @eduardcosta Vídeos: Thanks to @koolshooters #pressmaster @kampusvideo @endurefilms @tima_miroshnichenko #fauxels @cr_arribas @cottonbro